Con el paso de los años el ser
humano ha dejado atrás la esencia única que lo distinguía de los animales: la
capacidad de razonar. Además ha permitido que otro grupo de “animales”
establezcan la manera en que el resto tiene que vivir, lo ‘socialmente
aceptable’ y las características de “perfección” en las personas.
La creación de estereotipos ha
originado problemas de fondo que están acabando con la paz, la convivencia y el
crecimiento de las naciones.
+ Los problemas de autoestima y
suicidio causados por no tener el “físico perfecto” que dictan como 90-60-90,
la discriminación por tener un color o una raza diferente a ‘los blancos’, el
preferir un sexo que no es aceptado por la mayoría e incluso pensar contrario a
lo que la corriente expresa.
+ El radicalismo político ha
utilizado el poder para matar, condenar y torturar a individuos que tuvieron la
mala suerte de nacer, vivir o pensar contrario a lo que sus intereses
necesitan. Mientras miles de niños son enviados a campos de guerra, niñas y
mujeres son golpeadas y violadas, regiones enteras mueren de hambre y sed.
El ser humano ya no se sorprende
con la muerte, le parece absolutamente normal que maten a 50, que violen a
otros 100 o que encarcelen a alguien que pensaba distinto al gobierno en turno.
Más a fondo, es parte de la discriminación y la violencia cotidiana al creer
que la mujer sirve solo para trapear, al juzgar al hombre que llora o se
muestra sensible y al permitir que los niños sean cada vez más morbosos y mal
educados.
¿Quién puso las reglas para vivir
en un mundo que cambia constantemente? Ya no se practica el amor y cuando se
practica es castigado. La empatía es cosa de unos pocos porque lo que realmente
divierte es obtener la razón a costa de lo que sea. Un grupo de personas dicen
que es correcto y que es vulgar, quién es exitoso y quién mediocre, quién
merece el cielo y cuántos el infierno.
¿Cómo salimos de esto? Vaya y
enséñeles a sus hijos a amar, a aceptar sus imperfecciones, a tolerar, a
encontrar en las diferencias una oportunidad de crecer, a valorar y a buscar
una cultura de paz. Este problema es tan nuestro como de los asesinos,
homofóbicos y extremistas; cambiemos la apatía por la empatía.
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